Cómo vivir feliz

Por Valeriane Bernard


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“Dentro de nuestro ser existen muchísimas capacidades, poderes, fuerzas, cualidades. Pero ¿dónde están? Volver nuestra mirada hacia adentro es parte del proceso de meditación y conocimiento. Conocerse por medio de la auto contemplación y la observación nos permite entender cómo podríamos llegar a ser”.

“Dios es muy real y en la medida en que se tenga una relación real con él se puede llegar a ser lo que se desee ya que Dios es el único ser que lo puede enseñar porque tiene control , autoconocimiento y nunca es infeliz”.

“Tener el poder de no dejarse influenciar por el mal humor, los celos, la comparación, la ira, todas cosas que son destructoras de la felicidad es posible y hacerlo es la magia”.

 

La introspección, la meditación nos permite manejar las riendas de nuestra personalidad y de nuestros propios poderes internos. Esos poderes están ahí pero ¿dónde? Están adentro de nosotros pero se requiere de muchísima precisión para poder usar nuestras propias facultades y saber cómo hacerlo.

Una persona que se enoja fácilmente con los demás puede rectificarlo en sus relaciones. Sin embargo, tal enmienda no consiste únicamente en no hablar y no mostrar enojo sino que se trata de todo un trabajo interior requerido para poder alcanzar un estado de armonía.

Dentro de nuestro ser existen muchísimas capacidades, poderes, fuerzas, cualidades. Pero ¿dónde están? Volver nuestra mirada hacia adentro es parte del proceso de meditación y conocimiento. Conocerse por medio de la autocontemplación y la observación nos permite entender cómo podríamos llegar a ser.

Los niños, por ejemplo, en forma natural imitan a sus padres en distintas actividades y actitudes. Así, existen familias donde el abuelo, el hijo y el nieto son pintores, músicos, zapateros, etc.

Lo mismo ocurre cuando se tiene una relación con Dios. Dios es muy real y en la medida en que se tenga una relación real con él se puede llegar a ser lo que se desee ya que Dios es el único ser que lo puede enseñar porque tiene control , autoconocimiento y nunca es infeliz.

Consecuentemente, Dios es el único ser que podría enseñar cómo se logra este poder.

Para aprender algo se necesita de un buen profesor. Por ejemplo, si se aprende un idioma de alguien que no lo habla bien, no se podrá superar el nivel del maestro ya que no se tienen las pautas para ello, independientemente de que se tenga una enorme facilidad para aprender.

Los seres humanos se pueden inspirar unos a otros a través de las vivencias de sus cualidades, de la armonía de su personalidad. Aprender lo que sería no tener nunca ningún momento de infelicidad, sería una gran adquisición que sólo se puede lograr con un modelo que lo tiene y lo vive.

Cuando se empieza a entrar en este proceso, se despierta la importancia de la relación con el medio ambiente y con todo lo que rodea al ser porque es cuando se enfrenta a la realidad que lo circunda y que prueba la fuerza de su felicidad interna.

Hay influencias que afectan la conducta de las personas. Por ejemplo, una mujer tiene ciertos estereotipos de cómo tiene que ser una mujer y si no empata con éstos se siente mal. De igual manera, un hombre tiene que ser casado y tener hijos, pues, de lo contrario, se considera un fracasado.

Cuando se camina dentro de un proceso de felicidad, se debe reconstruir la relación con el mundo circundante pues sino se podría caer bajo la influencia de modelos que conducen a situaciones contrarias.

Se hace necesario entonces romper con los modelos que no son buenos y a la vez tener el poder de no dejarse influenciar más por ellos.

Es posible tener el poder de no dejarse influenciar por el mal humor, los celos, la comparación, la ira, todas las cosas que son destructoras totales de la felicidad y en eso consiste la magia.

Cuando se comienza a vivir orientándose en esta dirección, se puede ver cada vez mas de cerca la belleza que podría tener la vida y eso, a la vez, hace a las personas muy felices.

La sensación de progreso da felicidad, pero cuando se tiene un sentimiento de estancamiento, no la hay. En el ámbito espiritual, se vive la experiencia de estarse desarrollando, de estar haciendo esfuerzos, de estar avanzando, de que hay un mejor entendimiento, de que hay una mayor capacidad.

Experimentar la felicidad espiritual

Cuanto más se acerque la persona a lo que quiere alcanzar y sienta que no está tan alejada, al encontrarse frente a tal descubrimiento, y ver que es posible, más la embargará un sentimiento de felicidad.

Por causa de la naturaleza del mundo en que se vive, la gente tiene tanto miedo a no poder alcanzar lo que desea que se propone metas muy pequeñas, las cuales usualmente no la satisfacen.

Es necesario volver a darle un sentido espiritual a la vida, lo cual puede traer mucho gozo. De hecho, muchas de las palabras espirituales son de gran belleza: dicha, gozo, alegría supra sensorial, serenidad.

Este tema de la felicidad tiene muchos matices. Sin embargo en la “vida real”, en la calle, estos matices desaparecen, es decir que la felicidad se obtiene a través de los objetos de satisfacción y la alegría es prácticamente inexistente.

No obstante, es hermoso también experimentar la satisfacción interna de poder reencontrar todos los matices y los distintos colores de la vida.

Hemos aprendido una felicidad relacionada con la satisfacción que da la vida por medio de objetos de felicidad. Con frecuencia, se trata de una felicidad de índole compensativa, por ejemplo, comer un chocolate. Todo anda mal, pero el chocolate es muy sabroso. Este tipo de felicidad es un fenómeno relativamente adictivo.

Por lo tanto, cuando la observación permite ver la diferencia entre este tipo de forma de ser y lo que sería la felicidad real, es posible descubrir que el propio posicionamiento es clave: yo soy aquel que puede ejercitar su felicidad interior y éste es el logro de la felicidad.

Es importante mantener internamente los ojos abiertos para poder ver todos los distintos aspectos que influyen en la vivencia propia, en la constante creación de pensamientos, sentimientos y estado interior adecuado.

También es importante tener un cuadro de comparación propio para saber lo que produce beneficio y lo que hace daño, de manera que la persona pueda abandonar las conductas contraproducentes destructoras de la felicidad.

La importancia del autoconocimiento

En la etapa de logro de la propia riqueza es esencial autoconocerse. Empezar a descubrir sin miedo, tener la valentía de enfrentar y reencontrar en el propio ser estas grandes capacidades, potenciales y cualidades que se deben armonizar y equilibrar para poder alcanzar un estado de felicidad estable.

La felicidad tiene un ingrediente invisible muy espiritual, que quizá en ocasiones no es tomado en cuenta.

En el desarrollo de la vida se han identificado elementos externos como fuentes de felicidad, ya sean objetos o personas. Por ejemplo, comer algo sabroso, ver algo hermoso, estar con gente agradable, adquirir artículos nuevos, etc.

No se trata de dejar estas cosas, sin embargo, es importante comenzar a tener una relación sana con los objetos de felicidad, porque una de las consecuencias de no hacerlo es que las personas pueden exceder la “norma saludable” de relacionarse con estos elementos.

Actualmente, es frecuente la presencia de enfermedades como el colesterol elevado, la gota, la diabetes y, sin embargo, quienes padecen estas dolencias no dejan de ingerir dulces.

El ejemplo anterior demuestra que lo que en principio fuera identificado como un objeto de felicidad, relativamente sencillo y sano, ha sido transformado por la relación de dependencia en una fuente de sufrimiento y personas que sufren de diabetes podrían experimentar incluso la amputación de alguno de sus miembros.

Es importante ver cuan fácilmente lo que se ha identificado como felicidad ha resultado ser un método de adicción a objetos o personas. Desdichadamente, no hay disposición para ver esta situación porque existe el sentimiento de que eso significa estar contentos, de que eso es felicidad.

Actualmente, la duración promedio de una pareja (contando a todos los que viven juntos toda la vida) es aproximadamente de seis meses.

Disfrutar sólo del enamoramiento es querer jugar únicamente con los encantos y resistirse a asumir responsabilidades.

Cuando desarrollamos más madurez espiritual y más entendimiento acerca de nuestros propios procesos, empezamos a tomar las riendas de nuestra propia vivencia y personalidad.

Uno es responsable de lo que siente y de lo que piensa. Es importante no sólo saberlo, sino también ver que si uno es responsable de lo que siente, hay ciertos sentimientos que uno no debe, ni quiere, ni puede sentir.

Por ejemplo, uno puede observar la forma en que uno mismo reacciona ante ciertas situaciones, por ejemplo, el enojo frente a ciertas situaciones ¿Qué hace uno cuando se enoja? La ira se sienta adentro de la cabeza y pone sus propios cuadros y empieza a poner sus propios olores y marcar su territorio y uno se pone de mal de humor.

En ese estado uno hace cosas que realmente sabe que no son correctas, ya que si uno tomara el tiempo de mirarse, de observar lo que está haciendo sabría que no es correcto.

Pero lo que sucede es que la parte de la conciencia en aquel momento ya está afuera y el que reina es el mal humor, el malestar, por eso es que en estos momentos es importante tener la capacidad de reencontrar la propia verdad.

Descubrir la verdad del ser

Espiritualmente la verdad del ser no es la parte negativa, sino que es la parte capaz de juzgar con bondad, de escuchar, de sentirse bien, de sentirse tranquila.

Es importante que nosotros empecemos a tener control de estos sentimientos, porque, por lo general, lo que nosotros decimos es: “estoy de mal humor y qué. Yo tengo razones de estar de mal humor” y así nos mantenemos nosotros mismos en esta atmósfera pensando en que tenemos excusas.

Uno no puede estar de mal humor y ser feliz al mismo tiempo. Lo que uno tiene que hacer es mantener una parte de la conciencia siempre limpia, para reconocer la parte que nos está influenciando.

Hay influencias internas o externas que no son adecuadas. Uno tiene que tener la claridad y la honestidad para reconocerlas y también tener la fortaleza y el amor para sí mismo suficiente para removerlas.

Sin fijarnos, estamos creando y dejando adentro de nosotros una atmósfera que nos hace bastante daño.

Por eso, para volver a ser feliz tenemos que poseer esta limpieza interna que nos permita mirar en qué momento estas influencias son buenas o malas porque, en realidad, uno no cambia de hábito porque alguien le dice a uno que le hace daño, es sólo cuando uno mismo se da cuenta de que ésto le perjudica y empieza a decirse que los celos, la ira o cualquier otro sentimiento negativo hace daño y que por eso los va a dejar.

Sólo cuando uno empieza a fijarse y compararse con los demás es posible ver la propia falta de autoestima y el deseo de aumentarla.

Debemos empezar a juzgarnos a nosotros mismos en vez de hacerlo con los demás. Uno debe conocer, dentro de la complejidad de la personalidad, las partes que, de repente, se ponen en marcha y le roban la felicidad a uno, con el fin de anularlas y más bien despertar voluntariamente las que le hacen felices.

Otro ejemplo es el de una persona muy amorosa. Si uno es muy amoroso, por lo general también sufre fácilmente porque cuando los demás no corresponden o lo tratan mal, uno lo siente.

Es importante que nosotros empecemos a entender que tenemos una cantidad de cualidades, virtudes, capacidad y actitudes que tenemos que mantener en equilibrio.

Por ahora, nuestra tendencia es estar ciegos a lo que pasa en nuestro interior, por lo que debemos abrir nuestros ojos y poco a poco ir entendiendo que en realidad la vida es cómo yo me desempeño en ella.

Imagínense un actor que está en el escenario y que diga: “me dieron este papel pequeño, pobrecito yo”. Sería un pésimo actor, estropearía la obra. Un buen actor, aunque haga un papel pequeño, hará una obra de arte, ya que lo procesa, lo vive internamente. Es igual con la vida.

Desear ser feliz

Todos nosotros tenemos situaciones difíciles, pero la forma en que uno carga la situación, según la forma cómo uno se desempeñe, puede hacer que ésta parezca una obra de arte o una pesadilla.

Cuando estamos en la acción, es muy fácil que a uno se le olvide que uno es el sujeto que vive la acción. Es decir, que cuando hay que cocinar, barrer, uno se olvida que cocinar o barrer son cosas físicas que hay que hacer, pero lo más importante es la forma interna en que uno lo hace, lo que piensa cuando lo hace, el amor y la belleza que le da a la acción.

Cuando nos dejamos llevar por la acción por lo general nos olvidamos de cómo desempeñar esa acción porque estamos llenos de automatismos.

Entonces no somos felices porque perdimos el uso de la conciencia. Un pensamiento o una emoción de calidad no van a venir automáticamente, vienen porque uno lo crea conscientemente y la conciencia no se compra en la farmacia sino que requiere un grado de atención, de determinación, de amor propio, de conciencia y la capacidad del conocimiento.

Ser autosoberano

El pensamiento positivo no es una receta de cocina que uno puede aplicar. Es realmente un esfuerzo, un trabajo que, si uno lo hace a diario, puede alcanzar el resultado de estar totalmente libre del mal humor.

Claro que uno puede sentir momentos en que podría llegar a influenciarle el mal humor, pero es uno se da cuenta de que uno es un rey de sí mismo, los cual se aprende mediante el Raya Yoga en la Universidad Mundial Espiritual Brahma Kumaris.

De este modo, uno podrá tener la autosoberanía de decir: “eso no es lo que yo quiero, eso es contraproducente. Esa es la parte débil mía que se sintió amenazada y por eso reaccionó negativamente”.

Así uno empieza a tener tal contacto consigo mismo que le permite experimentar no sólo el pensamiento positivo sino muchas más cosas internamente que le permiten valorizar, priorizar y poco a poco lograr una vida con más orden en los pensamientos, sentimientos, relaciones y la forma en la que uno se maneja.

Esta experiencia es una cuestión de consecuencia. Entre más placer haya en el trabajo de interior mejor serán los resultados. Entonces, uno debe ser consecuente y realmente no querer estar de mal humor.

Por eso, cuando veás al mal humor en la esquina le decís “te ví” y así se desarrollará una visión de no víctima pero sí de juego. Una visión donde te harás amigo de vos mismo y te podrás reír de vos mismo.

De este modo, podrás plantearte hacer un complot contra la ira, contra el apego y la arrogancia.

Sería interesante saber cuáles son las gamas de la negatividad que entran en uno mismo, cuáles son las propias puertas y las de los demás. Uno tiene que ver qué es lo que me pone de mal humor y por qué, cuál es la parte débil en mí para poder sanar y poner un vigilante frente a esa puerta para no dejar entrar a nadie.

Cuanto más poderosa es la experiencia de la positividad más fuerza tendremos porque es tan fuerte lo positivo que le da a uno el poder de deshacerse de las influencias.

Tener el poder de no dejarse influenciar por el mal humor, los celos, la comparación, la ira, todas cosas que son destructoras totales de la felicidad, es posible y hacerlo es la magia.

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